domingo, 30 de septiembre de 2012

30 de septiembre de 2012


He vuelto a Madrid y a estas páginas, con una misión: lo único que quiero es ya cerrar esta historia por siempre.

No hay forma elegante de describir todas las razones por las que considero que este es el último capítulo. Mi compañero, amigo, y todas las cosas buenas que puede ser una persona respecto a otra, Pablo “2” me ha enseñado dos lecciones importantes este año:

1.  Hacer balance no siempre consiste en quedarse con lo bueno y dejar atrás lo malo; el pasado en el pasado. Es, más bien preguntarse ¿me compensa? Si la respuesta es sí, se sigue adelante. Si es no, se deja por imposible. La respuesta ha sido NO. ¿Razones? No es educado exponerlas. Supongo que las conoces, y si no, pues dejaré una pista para compensar tu falta valorativa: romper es doloroso pero honesto, igual que dejar ir; seguir cruzando la frontera por pura gracia o conveniencia significa dejar que alguien se desangre por pura gracia o conveniencia.

2.  Al final todo saldrá bien, y si no, es que no es el final.
Créeme Pablo “1”, este es el final que yo quiero.