lunes, 7 de noviembre de 2011

7 de noviembre de 2011


Sólo quiero que sepas que ya no te escribo a ti. Todas mis palabras se dirigen al amor que sentí un día y que me hizo ser mejor.

Lo que tú eras para mi, lo que yo veía, nuestros recuerdos, tanto los fantásticos como los fatídicos, están guardados en una cajita imaginaria que no quiero volver a visitar. Quiero que sepas que lo intenté, intenté ser tu novia y ser tu amiga, pero la frialdad con la que me tratas, ahora que todo se ha normalizado, no me da tregua. Puede que nunca pienses en mí, ni me eches de menos, o puede que lo hagas alguna vez, pero lo que importa es que, sea lo que sea lo que pase por tu cabeza, no me siento bien tratada. Hablas conmigo cuando sólo tienes 2 minutos antes de que llegue el autobús, o cuando estás cansado o tienes resaca. Yo ya no quiero preguntarme nunca más por qué dedicas más tu atención, o simplemente tratas mejor, a cualquier otra persona que te importa menos que yo. Puede que evitarme sea lo que necesites ahora, o puede que ni siquiera te des cuenta de que así lo haces, pero ya no importa.

Estos últimos días he vuelto a soñar contigo. Había una inundación y yo sobrevivía. Encontré otro superviviente y le preguntaba: ¿Queda algo de mi Pablo?. Me contestó que mirase en una habitación cercana, y cuando iba a abrir la puerta llena de esperanza, me desperté.

No hubo desenlace en mi sueño; o es que mis sueños no pueden responder mis preguntas. Sólo yo puedo hacerlo y, por tanto, todo queda reducido a una cuestión de elección.

Aunque estos días he recordado mucho tu traición con esa chica, a la que nunca besaste, pero que asegura que así lo pretendías, también he pensado que no hay nadie completamente bueno ni completamente malo. Y aquí viene otra vez, cuando un conflicto se plantea, es sólo cuestión de elección. Yo elegí arriesgarme, perdonar y seguir expuesta, seguir ofreciéndote mi amor. No soy quien para judgar lo que tú elegiste; sólo se que no me arrepiento porque lo intenté. Así, y solo por esta sola razón, se que hay esperanza para mí.

Mientras escribo estas líneas, unas personas están reunidas en un despacho de Washington, debatiendo mi futuro. Pero su elección no importa, porque sea la que sea, yo siempre lo seguiré intentando.

Mi corazón me pide paciencia para mi amor; paciencia porque la cajita, está cerrada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario