miércoles, 2 de noviembre de 2011

2 de noviembre de 2011

Mañana voy a reunirme con la Organización para tratar de definir mi destino. Es curioso, pasé tantos días de nuestra relación preocupada por cómo sería vivir sin ti en Miami, y ahora ni siquiera existe el motivo que nos separó. Bueno, no existe para mí.

Todo esto es un mal trago durísimo; q una gente que apenas me conoce mueva los hilos de mi vida sin que yo pueda controlar más que: acepto el cambio o no (por supuesto que necesito el cambio). Tú sabes cómo pasamos esos días previos al 25 de julio, por eso me gustaría poder compartir esto contigo. Q me digas que todo va a salir bien y que me buscarás para contarme tus aventuras y que yo te cuente las mías.

Pero no estás ahí. No has levantado el teléfono para siquiera preguntar cómo lo estaba llevando. ¿Es qué ahora me odias? ¿Es que no quieres acordarte de mi?

No importa porque se supone que tú estás siguiendo tu camino; uno que sí está definido, y yo me alegro por ti. Desde mi habitación gris te mando un poco de amor y luz para que no vuelvas nunca la cabeza atrás. Al fin y al cabo, eso es lo que haría un “guerrero de la luz”.

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