sábado, 22 de octubre de 2011

13 de octubre de 2011


Esperar-esperanza. Hablábamos en el trabajo, en las clases y, cuando llegábamos a casa seguíamos hablando. Así era todos los días; sólo q cuando te llamaba tu novia, me ponías a la espera. Luego seguías hablando conmigo como si fuera tu mejor confidente. Y yo esperaba; y cuando te ibas con ella y me dejabas de hablar, también esperaba.

Parecía que sólo yo me daba cuenta de lo que estaba surgiendo, pero un día, te pregunté si ibas a venir a tomar unas copas con todos nosotros y me respondiste tajantemente: “Olvídate de mi”.

Eso hice. Te ignoré, pero pronto viniste a buscarme para preguntarme por qué estaba enfadada. No soportabas verme así, ni que alguien te odiara. Me pediste perdón, insististe en que siguiéramos normalmente. Yo sabía que nadie expone su relación por alguien que conoces espontánea y temporalmente. Ya ves, entonces tenía claro que había un final.

A pesar de eso, me sentía humillada y, un día, ya no pude soportarlo más. Por eso te lo pregunté: “¿Tienes claro que no quieres que pase nada entre nosotros?”

Esperaba un “sí”; un renovado “olvídate de mi”; pero dijiste: “No lo se”. Y estonces, yo volví a esperar. Esperé todo el máster a que me quisieras. Pero no creo que te llegases a enamorar de mi nunca.

Cuando terminaste tu relación, seguía esperando. Cuando dijiste que querías estar conmigo, no me lo creía. Tenía dudas sobre si debíamos empezar algo que tenía fecha de caducidad y, te ofrecí tener una relación pasatiempo. Pero tú dijiste: “¡No! ¡Yo quiero estar contigo!”. Y ahí sí me lo creí.

Y ese fue mi mayor error: cambiar la espera por la devoción.

A los pocos meses dijiste: “Ya no quiero estar contigo”. Necesitabas esta experiencia tú sólo, a tu manera. Y eso sí lo entendí. Pero para mí, ya era tarde. No es lo mismo tener una esperanza, que haber tenido a alguien.

Y ahora, me he convertido en una más de esas personas que llamarás de vez en cuando, pero que no necesitas. No entiendo cómo me engañé tanto con esta relación. Cómo podía hacerme tan feliz.

Si alguna vez lees esto, sé que no te va a gustar. Tú sabes que ocurrió así; pero lo cierto es que no te culpo. Las relaciones se desarrollan de forma muy compleja, y no puedo culpar q, en medio de toda confusión, unas veces te dejaras llevar por la cabeza, y otras por el corazón.

Eres buena persona Pablo, por eso te esperé.

No hay comentarios:

Publicar un comentario